Su historia...

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En este cuadro-recuerdo de gran tamaño tupido por lentejuelas y bodoques, Dorotea emplea los abalorios para realzar sus bordados, añadiendo centelleo y brillo a su trabajo. La artesana centra la composición tripartita envuelta entre flores, pero solo respeta la ubicación del plano celestial. Bajo la Virgen borda el texto de la cartela, donde la joven da cuenta de la promesa de su hermana y de su autoría como bordadora. El retrato de la devota donante y la estampa de la Virgen los adhiere al tejido por medio del cosido discontinuo de pequeños muelles metálicos (canutillo francés).

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La estampa devocional es una fotografía del “altar de novenario” realizada por el fotógrafo almagreño Lisardo López. Ntra. Sra. de Zuqueca es presentada bajo palio, sobre el altar preparado exprofeso para su “Novenario” (que desde principios del s. XX se ha celebrado en Granátula de Calatrava en la fecha comprendida entre el 30 de agosto y el 7 de septiembre). La imagen de la “Joya de Oreto” es fotografiada por segunda vez  sobre  sus andas blancas y con su vestimenta suntuaria del s. XIX constituida por:  conjunto orfebre de plata de coronas y rostrillo y “Traje rojo de granadas” del s. XIX; y por primera vez con  la media luna depositada a sus pies vistiendo el traje rojo de bordado litúrgico en oro. Delante del altar un gran candelabro de siete brazos, que recuerda a los candelabros judíos, es flanqueado por altos ramos de flores. El exorno de todo el altar (lumínico, textil, orfebre, de cera, floral) es una puesta en escena de luz, color y olor (performance) a base de: esbeltos jarrones  florales, un bosque de largos cirios que resurgen de todo tipo de candeleros y candelabros, junto a los gráciles y espigados faroles esquineros de las andas (documentación fotográfica atestigua  el cuidado esplendoroso  del exorno floral y  de cera, de este altar acometido por la Cofradía desde los años 20 del s. XX). 

Bajo la fotografía del altar, Dorotea borda la leyenda, sobre un texto escrito a mano alzada, con caligrafía cursiva adornada de serifa, a punto tallo, con hilo de algodón morado en cuatro líneas, centrando la última sobre el retrato de su hermana y aportando en ella la datación del cumplimiento de la promesa.

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Ramona posa de cuerpo entero, muy abrigada, ante el forillo bucólico del fotógrafo ambulante. Con rostro despejado y semblante serio mira a la cámara. Viste de largo con dos piezas y el cuerpo levemente girado hacia un macetero con flores. Sus hombros son protegidos por una toca negra de lana que cubre hasta los codos, y abrocha al cuello; los grandes puños de la camisa tapan sus manos desnudas de alhajas. Bajo la falda estampada de vuelo asoman, como toque de distinción, botines de botones. Su cabello largo es recogido en la nuca por un moño que permite lucir arracadas. 

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La fotografía, analógica en blanco y negro, ha sido realizada en un exterior (un patio con suelo empedrado). Es adherida a la tela por medio del cosido de pequeños trocitos de canutillo francés (muelles metálicos), al igual que la fotografía de la Virgen.

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La composición del bordado es simétrica y consta de cuatro aplicaciones esquineras casi iguales, entrelazadas entre sí por un delicado follaje. En el centro destacan cuatro pensamientos con pétalos bordados con hilos amarillo y morado, color este último que se conjunta con las letras de la cartela.

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Dorotea ha rellenado todo el espacio del soporte del raso por lentejuelas con pequeñas cuentas de cristal sobrepuestas y con esporádicos bodoques rojos, consiguiendo dar la sensación de horror vacui a un tiempo que ha realzado lumínicamente todo el exorno textil como si de las teselas doradas de un mosaico bizantino se tratase.

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La joven bordadora ha elegido hilos de algodón de gama cromática de grises, rosas, beiges, amarillos, morados y rojos. La técnica que ha utilizado ha sido el bordado a mano con bastidor rectangular (que aún conservan sus hijas) aplicando los puntos como:  punto hilván y punto atrás (puntos rectos); realce, punto de matiz cortado (puntos planos); nudo francés (punto suelto) e inserción de abalorios con punto de pespunte firme. Los matizados, con “matiz cortado”, los ha sujetado y adornado con un sobrebordado lineal en paralelo realizado a punto tallo o hilván (punto recto).

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Este estilo de bordado, con decoración de abalorios de lentejuelas, se repite en otros tres cuadros de este Santuario: Felisa Vallez Gómez implorando por su esposo Valero Rodríguez de 1923, Recuerdo con lentejuelas de Luciana Gómez Vallez de 1931 y Recuerdo de Josefa Vázquez con su hijo de 1935. 

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Misceláneas y curiosidades​

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• La estampa fotografía de Océano Lisardo se adhiere en el exvoto donado tres años después Felisa Valles Gómez implorando por su esposo Valero Rodríguez (1923) y pervive en donaciones de exvotos  hasta el año 1948: Recuerdo de Juana Ciudad (1948) en la que esta representación icónica de la Virgen será la ofrenda.

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• Nos cuentan familiares que Dorotea bordó este cuadro-recuerdo a la edad de 13 años. También indican que esta pieza votiva está relacionada con otra del santuario donada un año antes: Rezando por Juanita de 1919. 

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• En cuadros-recuerdo de los santuarios marianos de Bolaños de Calatrava y de Almagro también se cosen muelles (canutillo francés), lentejuelas y cuentas de cristal  como abalorios plásticos que enriquece el exorno del bordado popular, al aportar relleno de movimiento y centelleos de luz a los sencillos bordados domésticos de estas singulares obras de fe.