Su historia...

​

Entre un bordado sobre papel  con vilanos de tonos ocres y amarillos, elaborados con hilo de algodón a base de puntadas largas convergentes en un mismo punto y unidos al ramaje por punto tallo, se encuentran distribuidos jerárquicamente los tres elementos compositivos característicos del cuadro-recuerdo calatravo, contorneados por tiras de papel rojizas que resaltan in crescendo el tamaño de los estratos de arriba-abajo.

 

En el estrato celestial se pega el primer modelo de estampa analógica de la Virgen del Monte fotografiada de cuerpo entero su nombre inscrito en el lado frontal de la peana. El collagista, teniendo el referente de la manipulación fotográfica que oscurece el espacio circundante de la imagen, emula  mediante el recorte de una tira de papel cobriza una arcada de medio punto, con ondulaciones exteriores en las dovelas y con la clave resaltada a gran  tamaño coincidente con un vilano centrado, bordado  a modo de rosetón. La Virgen aparece con mucha feminidad, portando en su cuello una garagantilla según la moda del s. XIX.  Viste con corpiño corto entallado, rematado con un encaje de hilo de oro por todo el contorno del jubón, incluida la delantera donde imita una botonera. La falda, rematara en su parte inferior por un ancho encaje superpuesto, tiene bordado el anagrama de María entre dos ramas florales y sobre él una corona real. El manto de cola brocado va rematado con un encaje superpuesto que atiende a las modas extendidas a partir del s. XVIII. Cubre su cabeza una toquilla de tul bordada con hojilla (símbolo de la Virginidad perpetua de María. Porta la corona imperial). En su mano derecha porta por primera vez el cetro (símbolo de monarquía o realeza, y del extraordinario poder como Intercesora de toda la Humanidad y Reina Soberana de todo lo creado) y en su mano izquierda simbólicamente muestra a su Niño ricamente vestido al igual que ella (realmente esta mano la muestra abierta hacia adelante, con la palama hacia arriba). 

​

Tanto esta vestimenta suntuaria de la Virgen como la del Niño, así como sus complementos, desaparecieron en el expolio acaecido en el Santuario durante la Guerra Civil Española.

   

El estrato terrenal, pegado debajo de la imagen sagrada, se centra en el retrato  familiar  que recrea el encamamiento de Victoriano Naranjo Díaz. Todos sus parientes posan de pie alrededor del lecho donde transcurrió su convalecencia, en el que se encuentra postrado (una simulada cama montada en un patio, creada con una mesa cubierta por el forillo del fotógrafo a modo de sencilla colcha, sobre la que asoma “la vuelta” de una impoluta sábana). Ante un textil estampado (usado por el minutero en otras fotografías como colcha) se ha colocado el numeroso grupo familiar constituido por seis niños y tres mujeres enjutas: dos madres jóvenes con sus benjamines en brazos, arropan a otra que sostiene en sus manos “el caldo reparador” contenido en una taza depositada sobre un plato con cuchara. En primer plano, delante del enfermo, una señora de avanzada edad vestida de riguroso luto (con la cabeza cubierta por pañuelo negro), permanece en actitud orante, arrodillada sobre una estera.

 

Para colocar el estrato textual  no quedó el suficiente espacio, al explayarse el escribano en aportar todo tipo de información en la cartela: 

 

“Encontrandose Victoriano Naranjo Diaz, en grave estado de 

salud y combencido de que los ausilios terrenos heran insuficientes,

 acudio a los Celestiales, pidiendo a N.S. del Monte con fervor, el 

cual fue escuchado; y en agradecimiento de este fabor, ofrecio el 

presente cuadro, que hoy cumple, y da gracias por tan gran 

milagro, á Ntra. patrona Mª Sma del Monte; hoy 17 Abril 1908”.

 

Estructurada en seis líneas; manuscrita con plumilla y tinta ferrogálica sobre papel tintado en ocre con trazo continuo; de tipografía cursiva inclinada hacia la derecha con serifa. Está enmarcada con la misma cinta de papel que el resto de los estratos, pero pese a redondearse las esquinas de manera irregular para solucionar el problema de espacio, al adherirse al soporte tapa parcialmente parte de los ramajes bordados. 

​

Tanto el exorno del collage (el bordado de las ramas de vilanos) como los tres elementos compositivos (estampa, fotografía votiva y cartela) son enmarcados por una rejilla de 2 cm. de ancho, bordada también a mano con hebra de doble cabo (hilo) sobre el propio papel. Esta ssencilla cenefa está  constituida por puntadas largas entrecruzadas, unidas por sus puntos exteriores por una larga cadeneta. Las esquinas de este encuadre geométrico son rematadas con un papel superpuesto indeterminado en forma cuadrangular, que se encuentra muy deteriorado y desteñido pero que testimonia que hubo pegado en su momento algún tipo de adorno embellecedor en los ángulos. 

​

Este sencillo collage votivo es ensamblado por un  marco de moldura cóncava. En el canto superior, centrado, aún se conserva el enganche original  de alambre (la argolla). El vidrio protector está incrustado en el rebajo del marco (es el original, dado su irregularidad al presentar pequeñas burbujas de aire a lo largo de su superficie).

 

Misceláneas y curiosidades​

​

La observación directa y minuciosa de esta sencilla obra permite descubrir:

​

> En la parte frontal, al lado de la hornacina en que se encuentra la Virgen, se han pegado dos añadidos del mismo papel de soporte, tapando una posible corrección.

​

> En el soporte de papel, el dibujo a lápiz preparatorio para el exorno bordado, especialmente en los ángulos y ramajes.

​

> Un retoque fotográfico a base de una línea dibujada a lápiz sobre la fotografía, para separar la almohada de la sábana, ambas de color blanco.

​

> En el soporte de la obra hay  pequeños agujeros, sin hilo, dejados al pinchar la aguja.

​