Su historia...

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Lentejuelas clásicas y troqueladas de  diferentes tamaños que han perdido el baño en oro, rocallas (canutillos largos), muelles metálicos (canutillo francés) y  flores de guipour al aire (habichuelas de encaje de bolillos recortadas) son los abalorios cosidos con hilo blanco sobre un descolorido y destensado tejido color beige, que constituyen una tridimensional cenefa “dorada” que encuadra los tres elementos compositivos habituales en los cuadros-recuerdo calatravos. Plano celestial y terrenal son fusionados por el fotógrafo Enrique López mediante un singular montaje, cuya parte inferior del paspartú  servirá de soporte para pegar sobre él la “perdida” cartela escrita a máquina. 

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El montaje y retoque fotográfico en blanco y negro aporta mayor expresividad al relato de alcoba al aunar la imagen de la patrona almagreña con los encamamientos de los agraciados, recordando el recurso pictórico de la dualidad de plano celestial (parte superior) y plano terrenal (parte inferior) utilizados por grandes maestros de la pintura española como El Greco y Zurbarán.

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La Virgen de las Nieves, con canon estilizado,  gravita vestida de gala con <<Traje color café>> bordado en plata de dos piezas (manto y mandil). Según contaba la camarera María Jorreto del corte de las Hermanas Antúnez, al estilo siglo XIX sevillano. “La morenita”, al igual que todas las imágenes de gloria calatravas, es representada como “Madre de Dios”, con la exaltación de dos de los cuatro principales misterios marianos del rosario: 1º. “Maternidad Divina”, sostiene en el brazo izquierdo a su hijo como Concepción Inmaculada; y el 3º.”Realeza”, por ser la madre de Dios lleva corona. La patrona almagreña va velada con toquilla de tul con bordados en plata (La toca o velo hace referencia a la consagración de María a Dios, a su condición de “Esposa del Espíritu Santo), símbulo de la Virginidad perpetua de María. Se presenta con corona (posiblemente de única pieza), ovalada, sin estrellas y rematada por una cruz (triunfo de la Iglesia). Sobre su pecho, debajo de gargantillas y collares, pende la gran Cruz del Obispo Quesada de un grueso cordón ligeramente desviado hacia su derecha. El manto abierto descansa sobre los hombros de Nuestra Señora, colgando sus gruesos cordones que gravitan por el peso de dos grandes borlones. Con la mano derecha la Virgen sujeta relajadamente un cetro (símbolo también de la Monarquía o Realeza y del extraordinario poder como Intercesora de toda la Humanidad y Reina Soberana de todo lo creado).

El Niño Jesús viste a juego con el traje de su madre. Con su mano derecha bendice con la mano abierta, mientras con la izquierda sostiene el mundito. Su larga túnica es rematada por un encaje metalizado y está entallada por un cíngulo (símbolo de la pureza, de consagración a Dios) cuyas borlas cuelgan simétricamente en paralelo a los borlones de su madre. Su cabeza es tocada por potencias.

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El plano terrenal  ocupa el centro del cuadro, con el retrato del grupo familiar de la desconocida donante. Dos enfermos (uno joven y otro adulto) permanecen engullidos en camas altas de forja de hierro fundido con dorados, ricamente vestidas con largas colchas y blancos embozos. En primer plano, una señora (arrodillada sobre una alfombra de piel de oveja, depositada sobre otra de esparto para disimular el suelo empedrado), implora a la Virgen (con las manos entrelazadas elevadas) en actitud orante. En el lado derecho otra mujer (con las manos  también entrecuzadas en actitud de rezo dirige su mirada suplicante también hacia la Virgen, junto a  un hombre con camisa arremangada, que permanece impasible apoyado  al cabecero de  uno de los lechos. Las camas están separadas por una mesita de noche alta, presidida por la figura de porcelana de un Niño Jesús sedente tocado por la corona de espinas. 

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Por la pérdida de casi la totalidad del texto testimonial escrito a máquina en siete líneas, se desconoce los parentescos de los devotos retratados y el tipo de enfermedad, pudiéndose entreleer el inicio de la frase “Hallándose”, los nombres de  “José “y D. Vicente Ayllón, y que el hecho ocurrió en agosto de 1905. La cartela está pegada sobre la parte inferior del paspartú recortado de la fotografía. 

  

El marco  industrial tiene la escayola perdida. Está sujeto por la argolla original en el canto del travesaño superior. Ha sido repintado en dorado, lo que indica que este cuadro-recuerdo ha tenido seguimiento de cuidado familiar.

 

Misceláneas y curiosidades ​

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• ​El altar, las donaciones textiles de la Virgen y las del Niño, así como su alhajamiento y corona, desaparecieron con el expolio acaecido durante la Guerra Civil española; solo se conserva una réplica de la cruz pectoral elaborada para el 75 aniversario de la coronación con la que procesiona actualmente.​​

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• En muchos hogares y establecimientos almagreños se conserva enmarcada la fotografía original de la Virgen,  utilizada por Enrique López para realizar esta composición fotográfica de carácter votivo.​

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• D. Vicente Ayllón fue un médico-cirujano natural de Bolaños de Calatrava; afincado en su pueblo de por vida, a su regreso de la Guerra de Cuba. En el museo del Santuario de la Virgen del Monte se expone el cuadro Los médicos, con agradecimiento a su buen hacer.​

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• El recurso de coser canutillo francés (muelle metalizado) para adherir la fotografía al soporte textil, o simplemente como abalorio embellecedor del cuadro, será utilizado en dos textiles calatravos mostrados en "Enhebrando Santuarios…”:  Manolico, El Hacha. El Carlista y Ntra. Sra. de Zuqueca entre los bordados de Dorotea, donados respectivamente en los años 1902 y 1920.

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